Desde la Federación Económica de Mendoza compartimos esta nota de opinión de Eber Pérez Plaza, Productor Agropecuario, Vocal – Director del área de Capacitaciones y Agricultura Familiar de la Cámara de Comercio, Industria, Agricultura y Turismo de Tunuyán (CIAT).
La recuperación del “arraigo” debería ser uno de ejes para el desarrollo económico del interior de Mendoza
Arraigo es echar raíces en el lugar donde uno pretende afianzarse. Para quienes nacimos y nos criamos en zonas rurales es muy importante seguir manteniendo este estilo de vida. Esto que parece sencillo es un desafío en un modelo de desarrollo económico de grandes ciudades. Un modelo de desarrollo económico integral y sustentable debe permitir distribuir oportunidades a lo largo y ancho de todo el territorio de la provincia, y el objetivo central deberá concentrarse en nuestros jóvenes.
A quienes aún somos jóvenes, la incitación de mudarse a los grandes centros urbanos es permanente. Quienes habitamos el interior de la provincia padecemos la insuficiencia de servicios y a veces lo más sencillo como puede ser el acceso a la salud, la conectividad, la capacitación, caminos y urbanización adecuada, suelen ser las carencias elementales.
El interior de la provincia tiene un vector productivo asociado a la producción primaria. Estos habitantes que año a año entierran dólares y cosechan pesos, conviven con tarifas eléctricas que nos dejan sin competitividad productiva, falta de financiamiento accesible para jóvenes y no tan jóvenes.
Estas problemáticas ha provocado que cada vez más jóvenes se desplacen del interior y hoy quienes producen materia prima poseen un promedio de edad elevada que supera los 50 años. Ser productor no es para cualquiera y se necesita de mucho dinero para quien quiere emprender sistemas rentables a lo largo del tiempo.
Es por ello que entiendo que un plan de desarrollo económico integral y sustentable debe incorporar “Planes de Arraigo”. El objetivo central debe ser enamorar a los jóvenes con oportunidades que le permitan tener una calidad de vida acorde al siglo XXI en nuestros pueblos del interior, en donde sin importar donde te arraigues, la oportunidad de ser protagonistas de tu propio bienestar y el de tu territorio siga presente.
Nuestra provincia debe abrazar su interior, incorporar al campo, la industria y su gente generando riqueza oportunidades y bienestar. Es decir, volver a ser la Mendoza productiva que algún momento fue.
Un plan de arraigo, debe contener planes de infraestructura en esas áreas geográficas que no se ven, que no traen miles de votos pero sí generan valor agregado, caminos agrícolas y ganaderos. Se necesita de conectividad geográfica, acercar los servicios del estado al interior de la provincia. El turismo por su parte requiere una mirada generosa especialmente en los ambientes cordilleranos, en donde la carencia de infraestructura e inversiones impiden explotar estas magníficas áreas adecuadamente. Debemos modernizar nuestros pueblos, al mismo tiempo que mejoramos las condiciones de salud en las zonas rurales. Debemos implementar en el territorio provincial un sistema de protección y promoción de los cinturones verdes para asegurar la sanidad y calidad de los alimentos, crear condiciones fitosanitarias que aseguren a los productos agrícolas su participación en mercados nacionales e internacionales preservando el medio ambiente de contaminaciones y/o degradaciones, a través del impulso de prácticas sustentables en la generación de alimentos.
La agroecología, debe dejar de ser un concepto y el estado debe liderar programas que permitan a los productores reconvertirse hacia estas prácticas.
El estímulo tributario debe estar presente. El interior de la provincia, implica mayores costos logísticos, mayores dificultades para reclutar y capacitar personal, para introducir la tecnificación, etc.
Parecería obvio que las empresas que arraigan sus inversiones en el interior de la provincia obtengan deducciones, desgravaciones y exenciones impositivas y previsionales. Sin embargo, nada de esto sucede. Las circunstancias que enfrenta una PYME en el interior, son marcadamente más complejas que aquellas que lo hacen en los grandes centros urbanos, debemos premiarlas de alguna manera.
Como reflexión final, es que entendemos que debemos devolverle al campo y la industria del interior la gran importancia que tienen como proveedores de alimentos. La carencia de políticas de arraigo ha generado daños irreversibles a nuestros agricultores en lo social, ambiental y económico, mientras que un estado espectador ha sido incapaz de generar herramientas para mitigar estos impactos negativos y dar soluciones de esta problemática. Es nuestro compromiso como dirigentes del interior, comprometernos con nuestra gente, y propiciar la cultura del arraigo como uno de los ejes para el desarrollo económico de nuestras latitudes.
Eber Perez Plaza
Productor Agropecuario
Vocal – Director del área de Capacitaciones y Agricultura Familiar de la Cámara de Comercio, Industria, Agricultura y Turismo de Tunuyán (CIAT).
Fuente: usinadenoticias.com
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