El difícil equilibrio entre rentabilidad e informalidad en Mendoza – Diego Stortini

29 julio, 2025

En su reciente intervención en Aconcagua Radio, Diego Stortini, vicepresidente de la Federación Económica de Mendoza (FEM), planteó un diagnóstico duro pero certero: nuestra provincia enfrenta una “contracción muy fuerte” en los sectores del comercio, gastronomía y turismo, con una caída en el empleo formal estimada en un alarmante 10 % interanual.

Este cuadro económico no surge de un vacío: el estancamiento del consumo no es solo consecuencia de una inflación que azota el bolsillo mendocino; es, además, resultado de un cambio cultural en el consumidor —que ahora prioriza ahorrar y espera— y de una brecha cambiaria que distorsionó el mercado.

Frente a este escenario, Stortini observa cómo muchos emprendimientos, al perder rentabilidad, optan por sobrevivir en la informalidad: venden por redes o WhatsApp evitando impuestos y cargas.

 

La trampa de la presión impositiva

Stortini no duda en señalar al peso de los impuestos —tanto nacionales como provinciales— como el principal incentivo al cierre formal de emprendimientos: “La única explicación posible a tanto comercio informal es la tremenda presión impositiva”.

Es alarmante que, pese a la crisis económica, los esfuerzos tributarios en Mendoza no hayan visto alivio, dejando a un sector productivo atrapado y empujando a muchos hacia la economía no registrada.

 

Realidad regional: Valle de Uco y turismo en jaque

Su análisis no se limita al Gran Mendoza: el Valle de Uco también sufre la restricción de comercio, la caída del consumo y la fuga de compradores hacia capital o Chile.

El mercado inmobiliario, aunque “normalizado”, sigue siendo inaccesible en zonas clave como Tunuyán, acrecentando la presión sobre los comerciantes.

En turismo, Stortini denuncia una aparente recuperación numérica sin traducción en ingresos ni rentabilidad real. El fin de beneficios cambiarios, combinado con la imposibilidad de trasladar cobros a precios finales más altos (gas, luz, sueldos), ha matado los márgenes.

“Por cada millón de pesos en sueldos, hay que pagar 700 mil en cargas sociales; en energía, la presión impositiva puede llegar al 40 %”, denuncia

Lo más preocupante: Mendoza podría perder buena parte de su potencial turístico por falta de sustentabilidad económica.

 

Reflexión estratégica: ¿hacia dónde vamos?

El vicepresidente lanza una alerta clara: la combinación explosiva de inflación, alta presión tributaria y un cambio en el comportamiento del consumidor está estrangulando a las pymes y actividades tradicionales. La conversión a economías informales, lejos de ser una alternativa, es un síntoma de un sistema asfixiante.

 

¿Qué se necesita para revertirlo?

° Reformas tributarias focalizadas y temporales, que alivien cargas a sectores críticos sin desfinanciar al Estado.

° Apoyo a la formalización híbrida, por ejemplo seguridad social reducida o microcréditos para emprendimientos informales que den el salto.

° Política turística robusta, con datos, promoción y reducciones puntuales de servicios para recalcar la diferencia entre recuperar visitantes y recuperar balance de ingresos.

Advierte: “hay que poner la cabeza desde la dirigencia empresarial para reinventarse o reconvertirse sin salir del sistema”.

No es una consigna vacía, sino un llamado urgente a revisión colectiva: empresarios, gobierno y sindicalismo deben encarar una salida innovadora, sustentable y equitativa.

En síntesis

El análisis de Diego Stortini expone tres vías convergentes de tensión en Mendoza:

° Inflación residual que impide ahorro y alienta consumo pasajero, un sistema impositivo que penaliza a las pequeñas unidades productivas, y un turismo con recuperación cuantitativa, pero con pérdidas netas en rentabilidad.

Para revertir esta situación, hacen falta políticas articuladas, pragmáticas y urgentes. El tiempo apremia: cada local que cierra es un golpe más al tejido social, cultural y económico de nuestra provincia. La pregunta es: ¿vamos a esperar a que desaparezcan para reaccionar?